lunes, 7 de febrero de 2011

De Akenatón a Hosni Mubarak

Corrupción, revuelta, violencia, contrarrevolución... ¿El Egipto de 2011? No, el de 1.300 antes de Cristo. El país que hoy mantiene su pulso contra Hosni Mubarak, vivió uno de las primeras grandes revueltas contra una clase oligárquica de la Historia.

Claro que aquella no fue una revolución desde abajo hacia arriba, sino de arriba a abajo. De hecho, aquel vuelco histórico tuvo un autor: el misterioso Akenaton, el décimo faraón de la dinastía XVIII de Egipto. Recordemos: Akenaton, que pudo ser hijo de Tutankamon (un reciente estudio lo asegura), rompió con el monoteísmo, desafió a la corrupta clase sacerdotal, que acaparaba el poder, e impulsó una modernización de las estructuras del poder en su reino. Estos cambios lo convierten en el primer reformador religioso del que se tiene conocimiento y, a su manera, en el primer héroe contra la corrupción que se conoce en Egipto.

Akenatón afianzó el poder real y ordenó construir una nueva capital en el desierto, Akenatón (la actual Tell-Amarna) -a mitad de camino entre Menfis y Tebas, las dos anteriores grandes capitales- consagrada al dios Atón. En el ámbito artístico, sustituyó el hieratismo caracterísitico de las grandes esculturas egipcias por un aspecto más naturalista.

Su aventura acabó mal. Tras su muerte, el viejo régimen recuperó el poder y sepultó el recuerdo de Akenaton, hasta que los restos de 'su cultura' fueron hallados en el siglo XX,.

Más o menos, ésa fue la misma suerte que corrió, un milenio después, Hipatia de Alejandría una de las grandes defensoras de la racionalidad, que murió linchada por una turba de cristianos. Aunque no se conserva ninguna de sus obras, Hipatia es considerada la primera mujer matemática de la historia. "Había una mujer en Alejandría que se llamaba Hipatia, hija del filósofo Teón, que logró tales alcances en literatura y ciencia, que sobrepasó en mucho a todos los filósofos de su propio tiempo", dijo de ella el filósofo Sócrates Escolástico.

Retratada por Alejandro Amenábar en su película 'Ágora', escribió tratados sobre matemáticas y astronomía y se cree que mejoró y construyó instrumentos astronómicos como el astrolabio o el planisferio.

Extraído de El Mundo

Fernando Botero expondrá en Nueva York una serie sobre el Vía Crucis

No espera un éxito de ventas en su próxima exposición en la prestigiosa galería Marlborough neoyorquina, ni es algo que le preocupa.

Fernando Botero sólo quiere expresar el dramatismo del Vía Crucis de Jesucristo en unos sesenta u ochenta lienzos, acuarelas y dibujos, de los cuales escogerá veinticinco para las paredes de la mencionada sala.

Y afirma que es consciente que los temas religiosos y, menos si están salpicados de sangre, no son los favoritos de los compradores actuales.

"El drama de la crucifixión es tan grande que me movió a hacer estos cuadros", dijo el artista en una entrevista exclusiva al diario bogotano 'El Tiempo'.
Recuerda que ya en el pasado trabajó sobre la violencia en Colombia en unos extraordinarios cuadros que describen, entre otras cuestiones, la guerra que libró el cártel de Medellín contra el Estado y que se exhiben en el Museo de Antioquia.

También sorprendió hace unos años con una magnífica serie sobre las torturas de Abu Grahib.

Ahora expresará "la violencia contra la que combatió la divinidad de Cristo. Yo represento la idea de un hombre que produjo una gran revolución, un ser admirable por su filosofía, pero tratando de evitar la divinidad porque la Iglesia ha inventado muchos mitos alrededor de Cristo y la Virgen", comenta.
"Yo soy cristiano y, aunque dudo de muchas cosas, siempre persiste en el cerebro la idea de Cristo como la idea de Dios. Como artista no lo puedo aceptar: Tengo que hacerlo con la admiración que tengo sobre el hombre extraordinario".
En el Vía Crucis de Botero no estarán presentes una a una las catorce estaciones. "Son muchos aspectos de su camino de Vía Crucis: El beso de Judas, la crucifixión misma, el dolor de la Virgen, el entierro de Cristo, Poncio Pilatos, la presentación de la corona de espinas, el Ecce Homo, el camino cargando la cruz", explica el maestro colombiano.

"Algo que impresiona mucho mi imaginación es el momento en que clavan las manos y los pies de Cristo. Sobre eso he hecho dos pequeños óleos: La mano de Cristo, el clavo y el martillo".

En noviembre

Será en noviembre cuando espera que la exposición, en la que está dedicado por completo, vea la luz en una ciudad que, en su opinión, es "posiblemente el sitio menos propicio porque es una sociedad completamente secular, donde la gente no piensa más que en los negocios. Que, de pronto, le traigan a Cristo, es lo opuesto a todo lo que significa y hace Nueva York, que es hoy una apología del vicio".

Recuerda que le advirtió al director de la Marlborugh, Pierre Levai, que "posiblemente no venderá ni un cuadro porque el tema religioso no interesa mucho y porque casi nadie quiere tener cuadros con sangre en la casa. Pierre me dijo: 'Hacemos la exposición y si no vendo nada, no importa'. Afortunadamente tengo una galería que me deja hacer lo que yo quiero".
La nueva obra de Botero dejará al espectador algo perplejo porque Jesucristo carga su cruz por el Rockefeller Center y los personajes no responden todos a la época, sino a los tiempos actuales. "Alguien que no conozca la historia de la pintura quizá piense que puede ser una falta de respeto poner a un señor de corbata al lado de Cristo o a un policía dándole bolillo", dice.

Relata que fue la Revolución Francesa la que "cambió la actitud del intelectual del hombre. El artista comenzó a sentir vergüenza de mostrar su religiosidad. Era casi motivo de burla ser religioso. Nadie se atrevía a pintar eso".

Otro de los aspectos llamativos de su entrevista es su crítica al arte contemporáneo estilo el famoso orinal de Duchamp. "El arte efímero es una expresión menor que no se puede comparar con la idea del arte concebido con el deseo de perpetuidad. Lo que mucha gente no entiende es que Picasso es un artista tradicional. Yo soy supertradicional, en el sentido de que pienso que el arte se desarrolló como una cadena en la cual un artista se apoyaba en al anterior, para seguir adelante en la búsqueda de expresiones nuevas", asevera.

"El arte efímero se degrada por sí mismo". Y agrega que el de personas como el citado se trata de "un concurso por la extravagancia, no por el arte. Lo que la prensa refleja es el escándalo o la extravagancia. Para ella, que la pintura sea una cosa que tenga calidad no es noticia, pero sí que alguien presente la fuente como un orinal". De ahí que admita que no admira a los artistas "que (hacen) obras como lanzar bombones o tirar pinturas sobre lienzos a ver qué sale".

Extraído de El Mundo