lunes, 7 de febrero de 2011

Fernando Botero expondrá en Nueva York una serie sobre el Vía Crucis

No espera un éxito de ventas en su próxima exposición en la prestigiosa galería Marlborough neoyorquina, ni es algo que le preocupa.

Fernando Botero sólo quiere expresar el dramatismo del Vía Crucis de Jesucristo en unos sesenta u ochenta lienzos, acuarelas y dibujos, de los cuales escogerá veinticinco para las paredes de la mencionada sala.

Y afirma que es consciente que los temas religiosos y, menos si están salpicados de sangre, no son los favoritos de los compradores actuales.

"El drama de la crucifixión es tan grande que me movió a hacer estos cuadros", dijo el artista en una entrevista exclusiva al diario bogotano 'El Tiempo'.
Recuerda que ya en el pasado trabajó sobre la violencia en Colombia en unos extraordinarios cuadros que describen, entre otras cuestiones, la guerra que libró el cártel de Medellín contra el Estado y que se exhiben en el Museo de Antioquia.

También sorprendió hace unos años con una magnífica serie sobre las torturas de Abu Grahib.

Ahora expresará "la violencia contra la que combatió la divinidad de Cristo. Yo represento la idea de un hombre que produjo una gran revolución, un ser admirable por su filosofía, pero tratando de evitar la divinidad porque la Iglesia ha inventado muchos mitos alrededor de Cristo y la Virgen", comenta.
"Yo soy cristiano y, aunque dudo de muchas cosas, siempre persiste en el cerebro la idea de Cristo como la idea de Dios. Como artista no lo puedo aceptar: Tengo que hacerlo con la admiración que tengo sobre el hombre extraordinario".
En el Vía Crucis de Botero no estarán presentes una a una las catorce estaciones. "Son muchos aspectos de su camino de Vía Crucis: El beso de Judas, la crucifixión misma, el dolor de la Virgen, el entierro de Cristo, Poncio Pilatos, la presentación de la corona de espinas, el Ecce Homo, el camino cargando la cruz", explica el maestro colombiano.

"Algo que impresiona mucho mi imaginación es el momento en que clavan las manos y los pies de Cristo. Sobre eso he hecho dos pequeños óleos: La mano de Cristo, el clavo y el martillo".

En noviembre

Será en noviembre cuando espera que la exposición, en la que está dedicado por completo, vea la luz en una ciudad que, en su opinión, es "posiblemente el sitio menos propicio porque es una sociedad completamente secular, donde la gente no piensa más que en los negocios. Que, de pronto, le traigan a Cristo, es lo opuesto a todo lo que significa y hace Nueva York, que es hoy una apología del vicio".

Recuerda que le advirtió al director de la Marlborugh, Pierre Levai, que "posiblemente no venderá ni un cuadro porque el tema religioso no interesa mucho y porque casi nadie quiere tener cuadros con sangre en la casa. Pierre me dijo: 'Hacemos la exposición y si no vendo nada, no importa'. Afortunadamente tengo una galería que me deja hacer lo que yo quiero".
La nueva obra de Botero dejará al espectador algo perplejo porque Jesucristo carga su cruz por el Rockefeller Center y los personajes no responden todos a la época, sino a los tiempos actuales. "Alguien que no conozca la historia de la pintura quizá piense que puede ser una falta de respeto poner a un señor de corbata al lado de Cristo o a un policía dándole bolillo", dice.

Relata que fue la Revolución Francesa la que "cambió la actitud del intelectual del hombre. El artista comenzó a sentir vergüenza de mostrar su religiosidad. Era casi motivo de burla ser religioso. Nadie se atrevía a pintar eso".

Otro de los aspectos llamativos de su entrevista es su crítica al arte contemporáneo estilo el famoso orinal de Duchamp. "El arte efímero es una expresión menor que no se puede comparar con la idea del arte concebido con el deseo de perpetuidad. Lo que mucha gente no entiende es que Picasso es un artista tradicional. Yo soy supertradicional, en el sentido de que pienso que el arte se desarrolló como una cadena en la cual un artista se apoyaba en al anterior, para seguir adelante en la búsqueda de expresiones nuevas", asevera.

"El arte efímero se degrada por sí mismo". Y agrega que el de personas como el citado se trata de "un concurso por la extravagancia, no por el arte. Lo que la prensa refleja es el escándalo o la extravagancia. Para ella, que la pintura sea una cosa que tenga calidad no es noticia, pero sí que alguien presente la fuente como un orinal". De ahí que admita que no admira a los artistas "que (hacen) obras como lanzar bombones o tirar pinturas sobre lienzos a ver qué sale".

Extraído de El Mundo

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