sábado, 19 de junio de 2010

Arte Egipcio

El río Nilo fue el vertebrador de Egipto. Al norte, se encontraba el delta y al sur, el valle.

El Nilo era la principal vía de comunicación entre vivos y muertos, los egipcios residían en la orilla derecha por donde nacía el sol y los muertos se enterraban en el margen izquierdo, como el ocaso.

Además, fertilizaba la tierra con sus crecidas dejando los campos preparados para cultivar el cereal y el lino. El régimen anual de la riada tenía su correlato con la trayectoria diaria del Sol. Al alba, Horus; al mediodía, Re; y al anochecer, Atón.

El templo egipcio

El templo cobrará importancia en el Imperio Nuevo, su característica definitoria fue su monumentalidad y su gran belleza. Este, presentó un esquema clásico: Avenida de esfinges o de carneros que desembocaba en la puerta de entrada custodiada por pilonos. Delante se erigía el obelisco y las grandiosas estatuas del faraón. En el interior del templo se disponían en eje longitudinal el patio y varias salas hipóstilas que conducían a las capillas, donde se encontraba la barca de Osiris y la imagen del Dios.

En cuanto a la técnica, la arquitectura era arquitrabada (con columnas como soporte habitual), los techos iban descendiendo en altura y la iluminación se iba haciendo opaca, excepto en la sala de la estatua divina, donde la luz entraba por una tronera.

Se dieron tres tipos de templo debido a su evolución arquitectónica: Al aire libre (Templo del dios lunar Khonsu, en Karnak), el semiespeo, que presenta al exterior la mitad de sus partes, excavando las salas hipóstilas y la capilla en la roca (el de la reina Hatshepsut); y el espeo, perforado totalmente en la roca (Gran espeo de Ramsés II y pequeño espeo de su esposa Nefertari, construido por Abu Simbel entre el año 1290-1224 a.C.)

miércoles, 16 de junio de 2010

Arte Prehistórico

El arte prehistórico comprende las manifestaciones plásticas realizadas por el Homo Sapiens Sapiens en el ocaso de la Edad de Piedra y en la Primera Edad de los Metales.

La recta final de la Edad de Piedra ha sido subdividida por los prehistoriadotes en tres grandes fases: el Paleolítico Superior (32000-9000 a. C.) donde surge una cultura de cazadores y recolectores en el entorno glaciar; el Mesolítico (9000-6000 a. C.) en el cual se produce la aclimatación de estas comunidades; y el Neolítico (6000-2000 a. C.) cuando la piedra pulimentada complementa a la tallada.

La Edad de los Metales comienza con la invención de la metalurgia y se corresponde en su primera etapa con el uso del cobre y del bronce.




PINTURA RUPESTRE

En el Paleolítico Superior una comunidad de la zona franco-cantábrica se especializó en pintar animales en las paredes y en las bóvedas de las cuevas. Hay varias interpretaciones, pero sobre todo hay que destacar dos: la de Henri Breuil y la de André Leroi-Gourhan.

Para Breuil las pinturas eran ritos propiciatorios y expresiones de magia simpática que favorecían la caza, al acribillar a los animales con el pincel se aseguraba el posterior éxito de la batida. Aunque esta teoría presenta un lado oscuro, lo que más se cazaba en la época eran renos y ciervos, frente al protagonismo otorgado a caballos y bisontes.

Leroi-Gourhan pensaba que las cuevas eran santuarios donde se celebraban los ritos de iniciación, llegó a esta conclusión por el lugar que ocupaban los animales en las diferentes zonas. Las figuras centrales eran caballos y vacas que representaban respectivamente lo masculino y lo femenino.Pero al encontrar mezclados los animales entre sí se desmoronó también esta teoría.


La pintura del Paleolítico representa a animales de gran tamaño y en posición estática. El naturalismo es consecuencia de la intensa observación del artista. La técnica utilizada es la policromía, los colores básicos son el negro, el rojo y el ocre obtenido mediante roca pulverizada aglutinada con grasa animal.

En esta etapa se utilizan las turgencias de la pared para dar volumen al animal, la figura se rellena mediante la técnica del tamponado (se cubren los dedos con piel y se golpea la roca).

Los lugares más emblemáticos del arte rupestre Paleolítico son: Altamira, en Cantabria, y Lascaux, en Dordoña.

En el Mesolítico el artista abandona las cuevas y se decanta por las oquedades poco profundas de los abrigos. Las pinturas estaban realizadas para ser observadas a la luz del sol, la figura del animal deja de ser protagonista y comparte importancia con el hombre, estos se representan a escala reducida y en actitudes dinámicas.

El naturalismo se abandona por el esquematismo e ilustran todo el proceso de la caza. Su técnica es monocroma y los colores más utilizados son: el rojo, el negro y el blanco. La pintura parietal mesolítica se distribuye en toda la zona levantina.