martes, 24 de julio de 2012

Drácula


Director: Francis Ford Coppola

Guión: James V Hart

Música: Wojciech Kilar

Año: 1992

Duración: 130 minutos

Hay un dramatismo acusado en la muerte de Elizabetha, vemos un picado cuando renuncia a Dios, también vamos a ver planos y contraplanos y visión rápida de la escena en el viaje a Londres, como si fuese un cinematógrafo.

Coppola va a mezclar diferentes géneros, amor, terror y erotismo. La música va a acentuar el ritmo de la película.
Dualidad entre la historia de Drácula y Elizabetha y Jonathan y Mina, se marcan los tiempos mediante dos diarios.

Va a incorporar efectos visuales como la cortinilla o cola de pavo real, vamos a ver planos en penumbra, presencia de la sombra del conde en la vida de Mina.
También vamos a ver una dualidad interna entre animal y persona. Las sombras van a personificar la tragedia.

Esta película abre camino en el tiempo, hay claves plásticas que nos ayuda a entender como está organizada, vemos trozos de blanco y negro en algunas escenas y flash rojo. Utiliza el cine abstracto cuando vemos el fondo con gotas rojas, es una conversión de colores en movimiento.

Unimos ese cielo oscuro con círculos de color morado, eso nos va señalar que vamos a entrar en una etapa final.
Hay planos subjetivos cuando el ojo hace de cámara, vemos también un cierre gradual del obturador y transición por yuxtaposición cuando Dracul muerde a la chica y se convierten en los ojos de Drácula.

Presenta una excepcional BSO que ha marcado todos los momentos, marca el ritmo y la intensidad.
Hay algunas escenas que nos remiten a los prerrafaelitas, como los cortes de cabeza.
Vamos a observar algunos convencionalismos, como por ejemplo Lucy, las chicas pelirrojas eran símbolos de erotismo, hay sensualidad y erotismo en el papel de Lucy. Hay valores simbólicos universales como la representación de lo bello como bueno y de lo feo como malo.

Es una época en la que ha variado el concepto de amor como enajenación, el amor como algo que tú no controlas, ahora ese estado de enajenación ya no es válido en sí mismo, se busca un amor más racional. La chica pierde por completo el sentido por Drácula. Nos enfrenta un amor consciente y maduro.

Coppola realiza un gran manejo psicológico de los personajes.
La religión cristiana queda desde un principio fatal, pero al final es justo lo contrario, incluso es Dios el que salva al propio Drácula, lo redime gracias al amor de ella.

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